Argentina se convirtió en uno de los pocos países productores y exportadores de la trufa negra del Perigord, un cultivo con un intenso aroma de color negro que se usa como aromatizante en todo tipo de platos.
BUENOS AIRES.- En la última década el negocio de las trufas comenzó a expandirse en la Argentina y una de las pioneras en el sector es Trufas del Nuevo Mundo, una pyme que cuenta con más de 50 hectáreas en la localidad bonaerense de Espartillar y para 2024 espera alcanzar una producción de 1.500 kilogramos anuales.
Con la asistencia del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), esta pyme comenzó a exportar “el diamante negro” de la gastronomía: un hongo comestible que cotiza hasta 1500 euros el kilo en el mercado internacional.
La entidad asesoró a la compañía para la exportación en el envasado (que se realiza con un vacío parcial y papel absorbente en cajas refrigeradas), el registro del producto y la elaboración de su etiquetado nutricional. Con respecto a la conservación, Mariana Sánchez, coordinadora de proyectos de desarrollo vinculados a alimentos en el INTI, apuntó: “El hongo alcanza la mayor cotización cuando está fresco. Se probaron distintas técnicas hasta que elegimos el liofilizado, la deshidratación por frío, la mejor alternativa para la comercialización en el extranjero, porque permite que se mantenga estable a temperatura ambiente y preserva sus atributos”.
Argentina se convirtió en uno de los pocos países productores y exportadores de la trufa negra del Perigord (Tuber melanosporum), un cultivo con un intenso aroma de color negro que se usa como aromatizante en todo tipo de platos. Australia y Chile lideran la producción global.
La empresa, la trufera nacional más grande y pionera en la elaboración local, realizó el primer envío del singular producto a España y Francia el año pasado y prevé llegar a los Estados Unidos y el Reino Unido en los próximos meses.
La compañía, de capitales nacionales, nació en 2012 y lleva invertidos u$s 3,6 millones hasta la fecha, destinados a la producción, la construcción de un complejo de 117 metros cuadrados y el proyecto exportador.
En 2020, exportó 16 kilos de los 170 que cosechó. “La intención es, al menos, duplicar los volúmenes año a año. Estimamos llegar a 2024 con dos toneladas cosechadas y 1,5 exportadas”, destacó el encargado de la Comercialización de Trufas del Nuevo Mundo, Faustino Terradas. Para este año, prevé una producción de 400 kilos y despachos al exterior por 250.
“Hay bastante potencial del producto, sobre todo en la Patagonia” puntualizó Terradas y remarcó que según datos del Centro de Investigación Forestal Andino Patagónico (CIEFAP), en el sur del país hay al menos un millón de hectáreas aptas para la truficultura. En el país, su producción comenzó a expandirse en la última década y en la actualidad existen 15 emprendimientos dedicados a este negocio en auge.
En ese sentido, el secretario de la Pequeña y Mediana Empresa y los Emprendedores de la Nación, Guillermo Merediz puntualizó: “Argentina tiene una matriz exportadora agrícola. Pero la producción de alimentos de valor agregado como estos es una oportunidad para mostrar las capacidades del país. Junto con el INTI, tenemos un rol estratégico en la búsqueda de innovación y el acompañamiento con financiamiento para la inversión productiva”. “Es un ejemplo concreto de la capacidad de las empresas y empresarios en la búsqueda de la innovación permanente” remarcó Merediz.
El cultivo cuenta con un creciente interés económico debido a que en el mercado internacional puede comercializarse a más de mil quinientos euros el kilo. En el caso de Trufas del Nuevo Mundo, el valor de la exportación oscila entre los u$s750 a los u$s900, aunque se han llegado a pagar u$s1.100.
Desde sus comienzos en 2012 a la actualidad, Trufas del Nuevo Mundo lleva invertidos unos tres millones seiscientos mil dólares. Estos valores de inversión, representan el 30% de la ganancia.