Murió Rosko, el perro de rescate que en el 2015 salvó la vida de un hombre. El sabueso falleció inesperadamente luego de que tuviera una patología digestiva de la cual no pudo recuperarse, pese a los esfuerzos de los veterinarios. Profundo pesar de los Bomberos Voluntarios de Ushuaia y de la Comisión de Rescate.
USHUAIA.- Tristeza y dolor viven por estos días los Bomberos de Ushuaia e integrantes de la Comisión de Auxilio, ante el inesperado fallecimiento de “Rosko”, el perro sabueso que en 2015 salvó a un hombre de morir de hipotermia en la montaña, luego de guiar a los rescatistas hasta el punto exacto donde se encontraba el herido, en inmediaciones del Glaciar Martial.
El can “Rosko” murió el pasado martes aunque la noticia cobró fuerza en las redes sociales en las últimas horas. Fueron los Bomberos del Cuartel Central de Ushuaia, a cuyo cuerpo pertenece Jonathan Gabriel Corales, propietario y entrenador del perro, quien fue consolado con un emotivo mensaje por parte de sus compañeros.
Vale decir que “Rosko” se hizo conocido en todo el país luego de haber salvado la vida de Pablo Gómez, de 27 años, el 11 de marzo de 2015. El joven había salido de caminata a la montaña y sufrió una caída en la zona del Glaciar del Martial.
Según trascendió, el deceso del perro fue algo inesperado debido a que “Rosko” gozaba de una excelente salud, con 8 años de vida. Según indicaron amigos cercanos a Corales, luego de haber ingerido alimentos habría comenzado a jugar y a correr lo que le ocasionó una inesperada insuficiencia digestiva de la cual no pudo salir pese a los esfuerzos veterinarios por salvarle la vida.
El can era muy querido por los cuerpos de bomberos de la ciudad de Ushuaia y por los integrantes de la Comisión de Auxilio, ya que integraba la misma y era utilizado como un integrante vital al momento de buscar y rescatar personas en la montaña y zonas agrestes.
Fama nacional
En 2015 luego de encontrar a un hombre herido en la montaña, Rosko tomó fama en el país, ya que todos los medios nacionales se hicieron eco de la proeza que logró gracias a su olfato y su sensibilidad auditiva para salvar a una persona herida.
Las noticias de aquel momento dieron cuenta que “Rosko se separó del grupo unos 800 metros, siguiendo un rastro en medio de la oscuridad y en un terreno escarpado y repleto de rocas filosas. De repente comenzó a hacer círculos alrededor de un sitio y empezó a llorar. Para mí era una señal inequívoca de que lo había encontrado”, había dicho a Télam Jonathan Gabriel Corales, entrenador del perro sabueso perteneciente a la Asociación Civil Escuela Canina de Catástrofe.
Rosko protagonizó el valiente rescate de Pablo, un chico que llevaba 48 horas extraviado
Corales agregó que “cuando nos acercamos y confirmamos que se trataba del chico perdido, se mezclaron todas las sensaciones: angustia, alegría, tensión. El perro seguía llorando y quería lamerlo. Enseguida comenzamos a evaluar su estado. Fueron cinco minutos inolvidables”, recordó.
Por su parte la madre del joven extraviado, Marcela Grecco, admitió haber vivido “horas desesperantes” desde que subió al avión que la llevó desde Buenos Aires a Ushuaia ni bien fue informada sobre el incidente, hasta que una comitiva de efectivos policiales llegó al hotel donde se alojaba y le avisó que habían encontrado a su hijo.
“Cuando la Policía vino a buscarme al hotel y me avisó que lo habían encontrado, estaban más felices que yo. Fue una mezcla de alegría y llanto que nadie podía contener. Los rescatistas festejaban como si hubiera sido el hijo de cada uno de ellos”, había dicho Grecco hace 5 años a Télam.
La mujer evaluó que “por el estado en que está Pablo, si los rescatistas y Rosko no lo hubieran encontrado, otra sería la historia. Mi hijo estuvo perdido casi 24 horas y el perro lo halló en 40 minutos. Es algo increíble”.
Según mencionó su dueño y cuidador, Rosko es un perro preparado para seguir “rastros específicos” y “encontrar personas vivas”.
“Se lo estimula con un olor y él lo memoriza al punto de no olvidárselo más. Después pega el hocico al suelo y camina hasta dar con la fuente de ese olor. Si pierde el rastro también suele levantar la cabeza y buscar a través del viento”, daba cuenta por ese entonces Corales.
También contó que aunque pertenece a la entidad que supervisa su tarea, a los perros los entrena en su propia casa, haciéndose cargo de su alimentación y de los cuidados veterinarios, y confirmó que la tarea es “sin fines de lucro” porque “no cobro un peso por participar de este tipo de rescates”.
“Encontrar a alguien perdido y con vida es un regalo que paga todas las horas de esfuerzo y de entrenamiento. También hay que destacar la coordinación de los rescatistas y la velocidad con que se actuó. Sin todo eso a la vez, el muchacho no estaría vivo”, reflexionó el dueño de Rosko aquel marzo de 2015.