Ayer falleció don Claudio, víctima del coronavirus. Desde 1958 residía en Río Grande donde tuvo una amplia trayectoria en la actividad comercial y después en el campo petrolero.
RIO GRANDE.- Ayer el coronavirus se llevó a Claudio Boyadjian, un antiguo poblador de ésta ciudad. Don Claudio nació el 14 de febrero de 1942 en París (Francia) y murió ayer, a las pocas horas de haber fallecido su esposa. Juntos habían vivido durante 53 años pero el coronavirus les jugó una mala pasada.
El matrimonio Boyadjian tenía 6 hijos, 10 nietos 4 bisnietos. Don Claudio tenía 12 años cuando arribó a la Argentina y se estableció definitivamente en 1958 en Río Grande. Su llegada se debe a que, cuando se encontraba en Buenos Aires, logró encontrar un aviso clasificado en un periódico en el que se necesitaba un sastre para trabajar en la Casa Fava y no dudó.
Sin embargo, y por hablar a la perfección tanto el francés como el inglés, fue convocado para trabajar en distintas empresas petroleras, primero en la Tennessee y Lauren Import.
Boyadjian también trabajó en la industria electrónica, más precisamente en Casio donde se desempeñó como gerente de personal y terminó trabajando en la fábrica de escobas que se llamaba Estruska, donde se jubiló.
En sus días de júbilo, colaboró en la Cámara de Comercio de Río Grande hasta que dejó de llevar adelante actividades.
Don Claudio había llegado a la isla hacía muchos años y, desde un primer momento trabajó en la antigua Casa Fava, que fue la primera sastrería que conoció la ciudad. Si bien su oficio era el de la sastrería, luego trabajó para distintas firmas americanas. Luego de unos años estableció su labor en el área petrolera en Bridas, Río Colorado y Total, todas empresas hidrocarburíferas.
Esta pareja de antiguos pobladores debió sufrir la pérdida de un hijo, también por COVID-19. Por esas cosas del destino, por la muerte de ese hijo recibió la visita de gran cantidad de vecinos, amigos y familiares que estimaban al matrimonio, pero alguna de esas personas trajo el contagio y selló el desenlace.
Miriam Muñoz Aguila, la esposa, siempre acompañó a don Claudio y fue una excelente mujer. Siempre ama de casa fue la que apuntaló a don Claudio en los 53 años en los que estuvieron juntos. Tan fuerte fue la unión que prácticamente ambos se fueron juntos.
Fuera del ámbito laboral, colaboraron con todas las causas solidarias. Estuvieron presentes en cada una de las cooperadoras y ayudaron a cientos de vecinos para que logren salir adelante. En los últimos años estuvieron presentes en cada agasajo a los antiguos pobladores.