La pubertad es un hito importante del desarrollo en el cual existe una maduración progresiva de los caracteres sexuales secundarios que determina como instancia final el establecimiento de la capacidad reproductiva.
Por su parte, la pubertad precoz consiste en el inicio de cambios puberales progresivos a una edad menor a 2 desviaciones estándar de la media para la población, en las niñas antes de los 8 años y en los varones antes de los 9 años.
La Sociedad Argentina de Pediatría, estima una incidencia de aproximadamente 9 cada cien mil niños o niñas que lo padecen, siendo veinte veces más frecuentes en sexo femenino que en el masculino.
Esta condición permite el desarrollo temprano de los aparatos reproductores, la aparición de vello corporal y el incremento de la velocidad de crecimiento, entre otros factores, hechos que, a su vez, están acompañados de cambios en los aspectos psicológicos y sociales lo que adiciona al diagnóstico del niño o niña otra problemática.
En este sentido, y en el marco del Mes de la Niñez, el abordaje de esta situación representa un adicional desafío para los profesionales que buscan promover los conocimientos adecuados para trabajar con las niñas y niños que padecen la pubertad precoz.
Incidencia pandémica
Contrariamente a la creencia común, la pubertad precoz se presenta mucho más frecuentemente de lo que se piensa. De hecho, investigaciones recientes en Europa indicaron una rápida progresión en menores después del confinamiento ocasionado por la Pandemia del Covid-19 y, en comparación con los años anteriores al 2020, esta cifra está en aumento.
En nuestro país, un informe publicado en la revista de la Sociedad Argentina de Pediatría evaluó la frecuencia de consultas por sospecha de pubertad precoz en un único centro y demostró un incremento de 2,3 veces durante el confinamiento por COVID-19 en comparación con dos años anteriores.
En este sentido, hubo un aumento significativo de consultas por sospecha de pubertad precoz durante el período pandémico y que se observó solo en niñas. “Probablemente, podría haber un impacto en el desarrollo puberal de los varones que no se vio reflejado en las consultas realizadas durante el primer año de la pandemia, ya que el inicio del desarrollo puberal en los varones es menos evidente para los padres, debido a que el agrandamiento testicular es el primer signo”, explica la endocrinóloga infantil Cristina Bazán de Casella.
De acuerdo con estas investigaciones, los cambios en el estilo de vida impuestos por el aislamiento podrían actuar en la maduración hormonal infantil. En este contexto, el sobrepeso y la obesidad están asociados al adelanto de la pubertad debido a que la limitación para realizar actividad física podría modificar la composición corporal.
Otro factor que podría estar relacionado al aumento de casos de pubertad precoz es la exposición a dispositivos electrónicos. Los niños en Argentina, durante el año 2020, cursaron sus actividades exclusivamente de forma virtual con una mayor exposición a pantallas que se asocia a la disminución en los niveles de melatonina en niños, factor que, durante la infancia, precede el inicio de la pubertad.
La pandemia y el aislamiento social tuvieron un efecto negativo en la salud mental de muchos niños con aumento de síntomas de ansiedad y depresión. La exposición crónica a situaciones de estrés se asoció a comienzo más temprano del desarrollo puberal y también está vinculado al aumento de casos.
Superar tabúes
Atravesar una pubertad precoz puede encontrar a los menores desprevenidos debido a que desconocen qué les está ocurriendo. Por otra parte, en muchos casos, el desarrollo anticipado de sus cuerpos los hace sentir expuestos y observados y derivan en muchos casos de bullying. En efecto, para los jóvenes, hablar de la pubertad puede ser incómodo y vergonzoso y, cuando se trata de la pubertad precoz, puede representar un reto aún mayor para los padres.
Al respecto, oír que este es un tema que no hay que hablar con los menores, que debe ocultarse o que padecerlo implica que los niños y niñas tengan comportamientos de adultos antes de tiempo corresponden a tabúes que suelen acompañar cada vez que se habla de este tema.
La Dra. Cristina Bazán aconseja a los padres a estar siempre atentos a cualquier cambio físico o de conducta de sus hijos e hijas: “Las nenas pueden desarrollar cambios en el desarrollo corporal para las que mentalmente no están preparadas y que acelera el aumento de estatura, pero, una vez que se complete su desarrollo, pueden quedar con una altura inferior a la que deberían haber tenido de acuerdo a la talla-objetivo genética. Los varones, por su parte, pueden tener conductas más agresivas en las escuelas u entornos por incremento de testosterona”.
Además, tiene un impacto emocional en los niños y niñas que la experimentan porque pueden enfrentar desafíos emocionales y sociales y esto, a su vez, impacta en su rutina diaria.
Para la endocrinóloga infantil, “romper el tabú en torno a la pubertad precoz es esencial para brindar el apoyo necesario a quienes la atraviesan. La educación y la información son herramientas poderosas para superar la incomodidad y garantizar que los niños y niñas se sientan seguros y comprendidos”.
La posibilidad de brindar información precisa y accesible sobre la pubertad precoz a los padres, cuidadores, educadores y niños aparece como un aspecto fundamental. Conocer los signos, síntomas y opciones de tratamiento puede marcar una gran diferencia en el bienestar de los niños y niñas.
Por este motivo, la Dra. Bazán recomienda fomentar un “ambiente donde los niños se sientan cómodos para hablar. Además, abrir espacios de diálogos en el hogar y la escuela puede ayudar a reducir el estrés que les puede llegar a generar esta problemática”.