¿Qué es el mal de altura o hipoxia?

Cuando visitamos otros países, nuestro cuerpo experimenta cambios debido a las diferencias horarias, de presión y de climatología. Algo similar sucede cuando ascendemos una montaña sin respetar una progresividad. Tanto si te ha sucedido como si tienes pensado realizar un viaje a zonas montañosas, te contamos qué es el mal de altura y cómo puedes evitarlo.

Aunque quizás no hayas escuchado este nombre antes, es muy probable que sí hayas oído hablar alguna vez de la dificultad para respirar cuando se asciende a montañas muy altas.

La hipoxia consiste en la falta de oxígeno en nuestro cuerpo y se produce por una reducción de la presión atmosférica. Al haber menos nitrógeno y oxígeno, los alvéolos de los pulmones transportan una cantidad menor de este último a la sangre.

La consecuencia de la reducción del oxígeno en la sangre es la deshidratación, sensación de malestar e incluso la muerte por un edema cerebral o pulmonar. Se debe a que el organismo no es capaz de adaptarse con la suficiente rapidez a la altitud. Y esto es exactamente lo que es el mal de altura. Por este motivo, se recomienda siempre hacer los ascensos a montaña de una manera gradual y progresiva.

No todas las personas responden de la misma manera. Y además de la rapidez con la que se modifique la altitud, también influye el nivel de actividad física que se practica o la existencia previa de problemas respiratorios.

Otra causa clave es el lugar donde se reside. Quienes habitan en zonas por debajo de los 900 metros sobre el nivel del mar, tienes más riesgo de sufrir este trastorno. Suele aparecer, además, por encima de los 2.400 metros.

Una vez que se tiene claro lo que es el mal de altura, es el momento de pasar a conocer las maneras en las que puede prevenirse. Pero antes, vamos a repasar cuál es la sintomatología que presenta.

Síntomas del mal de altura

Además de conocer qué es el mal de altura, es conveniente conocer cuáles son sus síntomas. De esta manera, podremos identificarlo con rapidez y tomar las medidas pertinentes. Por otra parte, si estamos planeando viajar a lugares montañosos como Nepal, Bolivia o Perú, debemos tener en cuenta que el riesgo de sufrir este trastorno es mayor.

Así, la sintomatología asociada a lo que es el mal de altura son los mareos y los vómitos, dolor de cabeza, cansancio y sensación de debilidad, nerviosismo, falta de apetito e incluso diferentes trastornos del sueño, como somnolencia, insomnio y episodios de disnea súbita.

Con frecuencia, estos síntomas son de carácter temporal y desaparecen a medida que la persona se adapta a la altitud. En lo que se refiere al momento de tu aparición, no suele suceder de manera inmediata, sino que aparecen algunas horas después del ascenso.

Cuando la altitud es muy elevada, puede aparecer también hinchazón en la cara, los pies y las manos. Así como un aumento del ritmo cardíaco y dificultad para ver. En los casos más graves, puede llegar a producirse un edema cerebral o pulmonar.

Cómo podemos evitar el mal de altura

Sabiendo lo que es el mal de altura y la sintomatología asociada, es interesante conocer cómo podemos prevenir su aparición. Lo más sencillo y efectivo es la aclimatación, que consiste en aumentar la altitud gradualmente. No obstante, esto no nos garantiza al 100% que no aparezca el trastorno.

Lo recomendable es aumentar la altitud en tan solo 500 m una vez que se ha ascendido hasta los 3.000 m sobre el nivel del mar. Y cada tres o cuatro días, será conveniente tomarse un día de descanso. Otras medidas para evitar experimentar lo que es el mal de altura es beber entre cuatro y cinco litros de agua al día, evitar el tabaco y el alcohol y seguir una dieta con abundantes hidratos de carbono.

Además de estas medidas, también es posible acudir al médico para que nos recete algún medicamento específico. O si se encuentran disponibles, consumir hojas de coca, bien masticadas de forma directa, como caramelos o en té.

Por último, no hay nada mejor que prevenir antes que sufrir la incomodidad que es el mal de altura. No esperes a tener sed para hidratarse ni a que el hambre avise, y antes de terminar agotados, es preferible aumentar los descansos.


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