La nueva concesionaria del recinto quiere modernizarlo y ampliarlo para hacerlo rentable. Hay polémica porque el edificio es Monumento Histórico Nacional y su estructura original no podría ser modificada.
En los últimos días, el futuro incierto del Luna Park quedó expuesto como problemática urgente en el espectáculo y el deporte argentinos ante la posibilidad de que uno de sus mayores escenarios cambie su fisonomía original a poco de cumplir 100 años.
En enero, la Comisión Nacional de Monumentos aprobó el proyecto de demolición parcial y ampliación del edificio. Aunque en un primer momento circuló una versión de que el recinto podría ser demolido completamente, durante el fin de semana un comunicado de la propia Luna Park S.A. fue categórico al respecto.
“Es importante destacar que es absolutamente falso que se vaya a demoler el estadio, tal como ha circulado en algunos medios. La historia del Luna Park es una historia de transformaciones, remodelaciones y reciclaje, y esta no es más que otra etapa en este proceso de renovación continua”, destaca el texto de prensa.
En ese mismo comunicado, se agrega que la sociedad anónima realizó “un proceso de selección del futuro operador del estadio” entre los principales actores del mercado nacional e internacional
“Se llevó adelante en cumplimiento de todos los protocolos de transparencia institucionales y con la asesoría de una consultora internacional de prestigio”, indicaron respecto del motivo por el cual se analiza la posible remodelación del estadio.
El proyecto de la discordia
A finales de octubre de 2024, el Arzobispado de Buenos Aires y la Congregación Salesiana firmaron una carta de intención para darle la concesión del estadio a Live Nation y DF Entertainment. Las empresas obtuvieron la posibilidad de usufructuarlo por 20 años (con posibilidad a 20 más) a cambio de un millón de dólares anuales y de la realización de las obras necesarias para ampliar su capacidad de 8.400 a más de 14 mil lugares.
Las instituciones pertenecientes a la Iglesia Católica controlan los destinos del Luna Park desde 2013, año en el que murió Ernestina Davecchi, tía y amante de Tito Lectoure. Esposa de uno de los impulsores originales del recinto, Davecchi sorprendió a propios y extraños al establecer por testamento que la propiedad del 95% de la sociedad quede a nombre de la entidad representante de la Santa Sede en el país.
En un informe publicado en Página/12, el periodista Daniel Guiñazú reveló que, desde 2021, el estadio opera a pérdida. Esa fue la razón por la cual la Iglesia Católica decidió adjudicar el gerenciamiento del estadio a una empresa del rubro. Al presentar su propuesta, DF y Live Nation (que posee el 70% de la productora de Diego Finkelstein, encargada del Lollapalooza Argentina) argumentaron que sólo era posible lograr la rentabilidad del recinto aumentando su capacidad y sumando estacionamientos y locales.
El proyecto comprende la construcción de un nuevo edificio dentro del perímetro actual y la elevación del techo en unos cuatro metros para anexar nuevas tribunas. También se prevé la restauración de la fachada y la reconfiguración de los accesos, motivo por el cual las icónicas puertas del “Palacio de los Deportes” serían intervenidas.
La decisión causó revuelo debido a que el estadio, uno de los grandes templos del boxeo además de sede de recitales de todos los géneros musicales, tiene prohibida su demolición y tampoco podría tener modificaciones en su estructura original. Además de encontrarse en un Área de Protección Histórica, el mítico recinto inaugurado en 1932 es Monumento Histórico Nacional desde 2007.
Paradójicamente, el 6 de enero pasado la Comisión Nacional de Monumentos, Lugares y Bienes Históricos (que depende de la Secretaría de Cultura de la Nación y del Ministerio de Capital Humano) aprobó sin observaciones y en trámite exprés el dictamen para habilitar las reformas planteadas en la propuesta de la gerenciadora.
“El proyecto presentado y aprobado por la Comisión Nacional de Monumentos busca intervenir el edificio para ponerlo en valor, preservarlo y renovarlo, modernizando sus instalaciones y corrigiendo desajustes estructurales para prepararlo para el futuro”, aduce el comunicado distribuido por la sociedad anónima que administra el estadio.
“El futuro del Luna Park será tan resplandeciente como su brillante pasado y su resurgimiento le permitirá volver a jugar en las grandes ligas de las arenas mundiales”, cierra el mensaje que buscó llevar tranquilidad ante los rumores de demolición que se instalaron sobre finales de la semana pasada.
Observaciones
No obstante, más allá de las aclaraciones de rigor, el proyecto sigue su curso y contempla no sólo la modificación de la fachada original a partir de la refuncionalización de sus ingresos, sino también la construcción de dos pisos posteriores (para las nuevas gradas) y dos pisos inferiores (para los estacionamientos).
La Fundación Ciudad y la organización Basta de Demoler son dos de las organizaciones que presentaron quejas formales ante la aprobación por parte de la Comisión Nacional de Monumentos. Desde ambas entidades se esgrime que la decisión se tomó en un contexto poco habitual y sin posibilidad de debatir en detalle el proyecto.
Las redes sociales, en tanto, también mostraron el eco de una noticia que, aunque falsa -el Luna Park no iba a demolerse-, sirvió para encender las alarmas de un patrimonio cultural en situación de riesgo.
¿El Luna Park debe actualizarse para sobrevivir? ¿La única salida es la “modernización” de este monumento tan simbólico como edilicio? El mensaje publicado por Andrés Ciro Martínez, cantante de Los Piojos, resume parte de las posturas enfrentadas respecto de cuál debería ser el futuro del estadio.
“Después de 66 shows en el Luna (24 con Los Piojos y 42 con Los Persas) puedo decir que tengo un cariño muy especial por ese lugar”, escribió en una historia de Instagram junto a una imagen de un concierto en el mítico recinto.
“Mi viejo me llevó a ver box siendo muy chico y guardo un recuerdo borroso y alucinado. Fuimos al último programa de Diego (La noche del 10). Me saqué una foto con Chuck Berry. Vi a B.B. King. Canté muchas veces invitado. Disfruté muchos shows…”, enlistó el músico, cuyo propio listado de recuerdos da cuenta de la versatilidad de un espacio que, además de grandes eventos deportivos y artísticos, albergó los funerales de Carlos Gardel y Ringo Bonavena, o el casamiento del mencionado Diego Armando Maradona.
“Según me dijo gente de DF la idea es modernizarlo y agrandarlo, manteniendo su fachada. Ojalá se pueda. Y que jamás pierda la mística”, deslizó Martínez, que cerró su mensaje con un saludo al mítico lugar: “¡Salve, Luna!”.
Para los cordobeses, es inevitable asociar este proceso a lo ocurrido con el Orfeo Superdomo, encaminado a convertirse en un “distrito de salud” privado.
Por lo pronto, y luego del debate público que se generó con esta posibilidad, el Luna Park aguarda definiciones para tener alguna certeza sobre su futuro. Además de la aprobación por parte de la Comisión Nacional de Monumentos, el proyecto debe ser avalado por la Ciudad de Buenos Aires y por el Papa, máxima autoridad de la Iglesia Católica. Luego del rechazo que recibió la primera de las tres aprobaciones necesarias, el horizonte de la reforma parece difuso y las fichas se acomodan en un tablero poco claro. La estela de los años dorados del Luna todavía resiste, pero todavía falta para cantar victoria.