Se trata de Claudia Concha Avila quien fue condenada a la pena de prisión perpetua por el homicidio del que resultó víctima su pareja, Ezequiel Gustavo Ponce, hecho que sucedió en un apart hotel de Ushuaia en diciembre de 2018.
USHUAIA.- Tras agotarse las vías recursivas de la Defensa Oficial quedó firme la condena dictada el pasado 16 de agosto de 2019 por el Tribunal de Juicio en lo Criminal del Distrito Judicial Sur contra Claudia Concha Ávila (46), quien deberá cumplir la pena de prisión perpetua.
La nombrada fue encontrada como autora material y penalmente responsable del delito de homicidio agravado por el vínculo del que resultó víctima su pareja, Ezequiel Gustavo Ponce, hecho que fue cometido en Ushuaia en horas de la mañana del 2 de diciembre de 2018; en el interior de la habitación 18 del hospedaje “Apart Hotel Alem”, sito en avenida Alem 1279.
Desde el Juzgado de Ejecución de Sentencias, a cargo del juez Manuel Isidoro López, se procedió a comunicar que la sentencia quedó firme, estableciendo que para el cómputo de la condena contra Concha Avila, apodada “Lara”, se deberá tomar como fecha de inicio de su detención el 5 de diciembre de 2018.
Antecedentes del caso
De acuerdo a lo que surgió del juicio oral que culminó con la condena, Claudia Concha Ávila le habría aplicado un golpe con su rodilla en las partes íntimas a Ezequiel Gustavo Ponce Ponce, disminuyendo la posibilidad de defensa inmediata, y luego lo habría golpeado con un elemento contundente en su cabeza de modo intencional, sumiéndolo en estado de inconsciencia.
Seguidamente, ya la víctima sin posibilidad de reacción, lo terminó de matar ahorcándolo con un pañuelo, en posición sedente sobre el inodoro del baño, que le provocó a Ponce asfixia por compresión externa del cuello; por un mecanismo de ahorcadura atípica y suspensión incompleta, la que ocasionara una compresión de las estructuras vasculares, obstrucción parcial o total del pasaje de aire por la vía aérea y, en consecuencia, una encefalopatía anóxica y paro cardíaco.
Luego de pasado un tiempo, la imputada le sacó el pañuelo del cuello, dejando amarrado el otro extremo al sistema de cierre del ventiluz del baño, para así montar una escena de suicidio.
Rechazo de la casación
El año pasado, el Superior Tribunal de Justicia rechazó un recurso de casación presentado por el defensor Oficial, Gustavo Ariznabarreta, quien volvió a insistir en lo planteado durante el desarrollo del juicio oral respecto a la inexistencia de un homicidio, abonando su teoría de que el suceso se trató de un suicidio voluntario de Ponce y que, en tal caso, el golpe que presentó aquel en su cabeza, bien pudo ocasionarse contra el suelo, cuando Concha Ávila le quitó al nombrado la sujeción que lo tenía pendiendo de la ventana del baño, semisentado en el inodoro.
Para desechar el argumento defensista, los Jueces del Superior Tribunal se remitieron a lo expuesto por los expertos médicos que trabajaron en la investigación. Allí se aclaró que entre el golpe en la cabeza y la muerte, como surge del estudio histopatológico, Ponce respiró, en un período agónico; que ese trauma encefálico no le habría permitido atarse y ahorcarse, mucho menos si se sumaba la presencia de alcohol, cocaína y restos de benzodiacepina en su cuerpo. Es que la víctima no habría podido controlar su conciencia por el golpe y necesariamente la coordinación motora se encontraba limitada por la presencia de tóxicos en su organismo.
Relación tóxica
En el juicio se pudieron descubrir las alternativas de la relación que los involucrados mantenían desde hacía largo tiempo, así como los acontecimientos inmediatamente previos al homicidio en particular. Demostró además mediante la prueba testimonial, el vínculo violento que sostenían entre ambos y que en especial la imputada no siempre acudía a la Justicia o a la Policía para resolver sus conflictos con la víctima.
Consideró todo el contexto histórico en el que estaban inmersos (violencia cruzada, consumos problemáticos, situación habitacional), y los eventos particulares acaecidos horas y minutos antes del episodio final que acabó con la vida de Ponce -encuentros, desencuentros, consumo de alcohol y sustancias tóxicas, discusiones verbales, agresión de Concha Ávila a Ponce con un cuchillo-, para revelar el agobio de la imputada y comprender su determinación, lo cual luce coherente y adecuadamente fundamentado.