BUENOS AIRES (NA).- Después de un primer tiempo para el olvido donde fue superado en el resultado y el juego, Racing mejoró la actitud con un inspirado Gustavo Bou para vencer ayer 3 a 2 a Quilmes en el estadio Centenario y seguir a la caza del líder Boca.
Racing jugó poco más de un tiempo con diez hombres por la expulsión de Pablo Álvarez, quien vio la roja a los 40 del primer tiempo.
La peor cara de Racing
En la primera etapa, el equipo de Diego Cocca fue la nada misma: no estuvo seguro en defensa, no logró manejar el balón y sus individualidades no lo “salvaron”.
Así las cosas, un Quilmes ordenado lo complicó demasiado a partir del buen trabajo en la mitad de la cancha de la dupla Ramírez-Calello.
Ellos fueron el motor del local, cuya principal arma ofensiva fue un movedizo Andrada que complicó mucho a la defensa.
Él fue el autor del primer tanto después de una buena jugada colectiva que terminó con un centro de Pérez Acuña y un cabezazo suyo tan fuerte como esquinado.
Después de unos primeros 20 minutos muy buenos, el local siguió con el dominio territorial, pero no mostró profundidad como para lastimar.
Sin embargo, una jugada aislada le dio la posibilidad de aumentar la cuenta cuando Pablo Álvarez fue a disputar un balón con Ramírez y terminó dándole un codazo que pareció no tener intención, aunque en un jugada de este tipo no debe juzgarse ese aspecto.
Así las cosas, el árbitro Héctor Paletta acertó en cobrar penal y terminó expulsando al defensor de Racing en una jugada que bien podría haberle costado sólo una amonestación.
Andrade convirtió desde los doce pasos y parecía sentenciar la historia, minutos antes de irse al descanso.
Bou, la salvación
En el complemento, Racing fue otro equipo: es cierto que nunca exhibió un juego atildado, pero le bastó con la jerarquía de su goleador y una mayor actitud para llevarse por delante al adversario.
Mucho tuvo que ver el tempranero tanto de Bou con un tiro rasante que pasó por abajo de un barrera que saltó por pedido del arquero César Rigamonti.
Además, Diego Cocca acertó al colocar al chico Pablo Cuadra de características más ofensivas que Meli, uno de los integrantes que triple cinco que pareció demasiado cauteloso en la previa.
Más allá de sus características de hombre de área, el valor agregado de Bou fue saber tirarse atrás, al punto tal que por momentos fue quien colocara el pase que rompía la estructura de Quilmes.
Así lo hizo para meter un centro-pase para que Lautaro Martínez, de cachetada, señalara el empate y en la jugada del último gol.
Cuando parecía que el empate era cosa juzgada, Bou se retrasó a mitad de cancha, metió un pase profundo para Marcos Acuña y su centro terminó siendo empujado por Cuadra para que Racing no le pierda pisada a Boca.