ABU DABI (AFP).- El Real Madrid cumplió los pronósticos y se clasificó sin problemas para la final del Mundial de Clubes, tras vencer 3-1 al Kashima Antlers japonés, ayer en Abu Dabi, gracias a un triplete de Gareth Bale.
El equipo blanco jugará el sábado en la capital emiratí contra el anfitrión Al Ain, verdugo el martes de River, en busca de un tercer título mundial consecutivo y del séptimo de su historia, teniendo en cuenta los logrados en la Copa Intercontinental.
Bale, que había estado en duda por una torcedura de tobillo, fue titular y consiguió el primer gol en el minuto 44 y en el inicio de la segunda parte liquidó el partido con otras dos dianas (53, 55). Shoma Doi logró el único del Kashima en el 78.
Bale acumula ya 6 tantos en Mundiales de Clubes, sólo superado por los 7 de Cristiano Ronaldo, y alcanza al astro luso y al argentino Lionel Messi como jugador que ha marcado en más ediciones distintas del Mundial de Clubes, concretamente en tres.
La mala noticia para el campeón europeo fue la recaída de su lesión en un muslo de Marco Asensio, que sólo pudo jugar catorce minutos en la segunda mitad.
El Real Madrid aspirará ahora a levantar el trofeo del Mundialito como en 2014, 2016 y 2017, con lo cual superaría al Barcelona -tres títulos- en el palmarés de esta competición con su formato actual.
Sería también una dosis de tranquilidad para el equipo y para su entrenador Santiago Solari, después de las dudas generadas por la irregularidad de los últimos partidos.
El Kashima Antlers, que en cuartos había derribado a las Chivas de Guadalajara mexicanas, no pudo tomarse la revancha de la final que perdió ante el Real Madrid en el Mundial de Clubes de 2016. Los nipones jugarán el sábado por el tercer puesto ante River Plate.
Muralla derribada
En el arranque del partido, el equipo español iba imponiendo su dominio y las ocasiones empezaban a llegar con más fluidez y abrió la cuenta en el 44, cuando Gareth Bale se apoyó en Marcelo, con el que trianguló para que el brasileño se la devolviera en su entrada al área y allí el galés envió un tiro cruzado al palo contrario, con el que batió al portero rival.
En la segunda mitad, Bale mató el partido definitivamente.
En el 53, un error del defensa surcoreano Jung Seung-hyun dejó un balón muerto en el área que Bale robó y, cuando empezaba a quedarse sin ángulo, cruzó directo a la red japonesa.
Dos minutos más tarde, en el 55, Marcelo le envió una asistencia desde la frontal del área que el Expreso de Cardiff fusiló de nuevo a gol, con otro tiro cruzado.
El Kashima aprovechó la relajación madridista para firmar el tanto del honor en el 78 por medio de Shoma Doi, en una jugada que fue revisada mediante el VAR para constatar que no venía con fuera de juego.