PUERTO WILLIAMS.- Días atrás comenzó la construcción de los últimos trece kilómetros de la ruta Vicuña-Yendegaia, desde Caleta 2 de Mayo hacia el norte. Se trata de la décima etapa de este camino que en el futuro conectará en tan sólo 12 horas mediante una ruta bimodal (terrestre y marítima) a las ciudades de Punta Arenas con esta ciudad.
La Caleta 2 de Mayo, una localidad ubicada en Bahía Yendegaia, al sur del territorio chileno de la isla de Tierra del Fuego, cobrará una vital importancia para la conectividad entre Punta Arenas y Puerto Williams. Jurisdiccionalmente pertenece a la provincia Antártica Chilena, así como también gran parte del Parque Nacional Yendegaia y sólo 40 minutos de navegación la separan de la Isla Navarino.
El proyecto de construcción de esta ruta se inició en 1994, desarrollándose en distintas etapas y con una extensión final que debiera ser de 139 kilómetros.
Desde el frente sur el avance de las obras no ha estado exento de obstáculos, principalmente por la desconexión geográfica que existe en Caleta 2 de Mayo con Punta Arenas y Puerto Williams, provocando dificultades logísticas para enviar maquinaria o combustible.
Lo más singular de este proyecto, es que su construcción es realizada íntegramente por el estado chileno, lo que ha permitido salvaguardar el patrimonio que se encuentra en la zona, especialmente el yagán, pueblo originario que ha habitado este territorio hace por lo menos 6 mil años, y cuyos ancestros principalmente eran canoeros y habitaban en zonas costeras.
A lo largo del tiempo el propio convenio entre Ministerio de Obras Públicas y Ejército ha debido adaptarse ante nuevos hallazgos arqueológicos, quedando supeditado a lo que establezca el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) para mantener el resguardo del patrimonio arqueológico y el cuidado del medio ambiente, ya que también debe cumplir con la normativa vigente de la Resolución de Calificación Ambiental (RCA).
En la actualidad, se está estudiando una variante costera, puesto que hay un arte rupestre catalogado como un significativo sitio arqueológico por lo que el Ejército está a la espera de lo que resuelvan las autoridades. Mientras tanto, avanzan por sectores menos conflictivos.
“En un principio, la comunidad yagán tenía la visión que los vestigios arqueológicos se iban a ver afectados, pero ahora han sido testigos y han podido evidenciar las modificaciones tipo by-pass que se han efectuado para sortear los citados sitios con el objetivo de salvaguardar el patrimonio cultural de sus ancestros. Las condiciones climáticas extremas hacen que todo sea más complejo. La visibilidad que existe en Yendegaia, por ejemplo, es limitada, ya que los paisajes cambian estacionalmente. En invierno, el 60 por ciento del tiempo hay nieve, por lo que registrar un sitio arqueológico se hace más difícil y requiere de mayor tiempo”, explica el coronel Arnechino, a cargo de la obra.