La Asociación Rural de Tierra del Fuego expresó su posición respecto a la resolución del juez Federal Federico Calvete, que prohíbe el control de una población de conejos en el predio del CADIC mediante el uso de gas fosfina. “Las decisiones para solucionar éste tipo de problemáticas no son siempre simpáticas ni amigables para todos”, sostienen.
RÍO GRANDE.- A raíz de la reciente controversia surgida entre el Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC) dependiente del CONICET y las Asociación Amigos del Reino Animal (ARAF) en torno al control de las poblaciones de conejos en la ciudad de Ushuaia, la Asociación Rural de Tierra del Fuego expresó su preocupación, dado que la proliferación del conejo de Castilla, afecta la regeneración de los pastizales naturales y por ende, pone en riesgo la cría de ganado.
La semana pasada, el juez Federal Federico Calvete resolvió la prohibición de eliminar una población de conejos instalada en los cimientos del CADIC mediante fumigación con gas fosfina y aceptó una solución de control poblacional ético, propuesta por ARAF, sin crueldad animal que incluye captura, esterilización y reubicación de los animales a cargo de la protectora.
Ante este fallo que sienta jurisprudencia sobre el control de animales considerados plaga, los ruralistas manifestaron su confianza en los métodos científicos a la hora de cuidar la salud y sostenibilidad del medio ambiente y creen que la solución aportada por ARAF no tiene respaldo técnico.
“Las decisiones para solucionar éste tipo de problemáticas no son siempre simpáticas ni amigables para todos. Pues seamos conscientes de que la inacción, las acciones inadecuadas o insuficientes tienen un costo, y pueden ser irreversibles”, expresaron desde la Asociación Rural de Tierra del Fuego mediante un comunicado.
“Nos preocupa que las medidas de manejo propuestas por ARAF resultan muy amigables con la vida de los conejos en una primera instancia. Sin embargo, no tienen una mirada holística sobre el ecosistema, no cuentan con respaldo técnico, y pueden concluir en un resultado incompleto, y en una mayor expansión del problema”, indicaron.
Además recordaron que “la actividad de producir carne y lana a partir del pastizal natural, está íntimamente relacionada con el ecosistema fueguino. Dentro de los establecimientos agropecuarios, el ganado es parte de ese sistema, y nuestras decisiones de manejo están orientadas a adecuar e integrar la producción con el medio natural. La salud y sustentabilidad del medio ambiente fueguino es la de nuestra propia actividad”.
“La salud y sostenibilidad de nuestro medio ambiente es la de nuestra propia sociedad. Es por ello que a la hora de tomar decisiones sobre un aspecto particular que pudiera afectarlo debemos utilizar nuestra mejor herramienta, que es nuestra cultura ordenada en la ciencia, especializada y aplicada a ese mencionado aspecto. Desconocer éstas herramientas es claramente una desinteligencia y, al menos, una irresponsabilidad”, opinaron desde la asociación de productores.
Control por mixomatosis
La Asociación Rural recordó que “en los años 60 la expansión descontrolada de la población de conejos en la isla de Tierra del Fuego fue un fenómeno muy preocupante. La enorme capacidad reproductiva de esa especie encontró en nuestro ecosistema fueguino un ámbito ideal para expresarse. Su impacto sobre los suelos, la vegetación, la fauna nativa y la producción están documentados en numerosos trabajos científicos y permanece en la memoria de quienes vivieron la situación. Particularmente, la actividad ganadera sufrió el agotamiento de los recursos forrajeros y la remoción del suelo en amplias zonas”.
“En su momento, la plaga pudo contenerse mediante la introducción del virus de la mixomatosis, una enfermedad leve en conejos silvestres sudamericanos de donde es oriunda, pero de consecuencias graves en el conejo europeo. Cabe recordar que el zorro gris, ampliamente difundido en toda la Isla, fue introducido desde el continente como un intento, fallido, para su control, con algunas consecuencias que aún hoy son materia de estudio”.
Por otro lado, informaron que según estudios científicos, las poblaciones de conejos presentes hoy en la zona de Ushuaia se encuentran aparentemente en expansión, posiblemente a partir de algún nivel de resistencia a la mixomatosis. “Desde una perspectiva territorial esta situación puede considerarse aún incipiente, por lo que la acción preventiva está aún al alcance de las posibilidades, y resulta de enorme valor”, indicaron.
“Si estas poblaciones se descontrolaran y expandieran al resto de la Isla las consecuencias serían gravísimas. Algunas son previsibles a partir de la experiencia local anterior, como la fuerte afectación de la regeneración de los bosques nativos, y los pastizales naturales, con un impacto secundario sobre actividades económicas como la producción y el turismo”.
“Pero también podrían ocurrir otras consecuencias inéditas. En la Isla Sur de Nueva Zelanda la remoción del suelo y el agotamiento de la vegetación provocada por una invasión de conejos disparó fuertemente la proliferación de la maleza Hieracium pilosella, una planta exótica e invasiva de zonas frías a escala mundial, hasta niveles muchas veces económicamente irreversibles hasta hoy”, explicaron.
Según aseguran, “esta maleza está desde hace un tiempo presente en nuestra Isla, en lenta expansión. Es un serio motivo de preocupación, estudio y objeto de control, y podría seguir el mismo camino ante una nueva invasión de conejos”.
“Lo que para la población urbana puede ser una preocupación circunstancial, un rato de contemplación y reflexión, distracción o incluso aprendizaje, para nosotros es un devenir permanente, minuto a minuto, y metro a metro. Cabe aquí destacar que esa realidad insoslayable es la de todas las especies, vegetales y animales, nativas y exóticas, que integran nuestro ecosistema. Nuestro patrimonio natural y cultural están permanentemente en juego. Actuemos responsablemente”, concluyeron.