GINEBRA (AFP).- Rusia y Catar podrían perder la organización respectiva de los Mundiales de fútbol de 2018 y 2022 si los obtuvieron “gracias únicamente a la corrupción”, afirmó ayer la FIFA, que desde hace diez días está sumida en un escándalo de corrupción.
“Si existen pruebas de que Catar y Rusia obtuvieron las sedes mundialistas gracias únicamente a sobornos, entonces se les podría retirar”, explicó Domenico Scala, presidente de la Comisión de Auditoría de la FIFA, en una entrevista con el semanario Sonntagszeitung. Precisó, eso sí, que hasta el momento no había pruebas al respecto.
Las declaraciones de Scala llegan en medio de informaciones sobre una supuesta compra de votos para la sede del Mundial-2010, con un personaje principal en la trama, Jack Warner, expresidente de la Concacaf y exvicepresidente de la FIFA.
El exministro de Deportes de Egipto Aley Eddine Helal confirmó ayer sus acusaciones contra el trinitense por chantaje en la votación para atribuir la sede del Mundial-2010: “Nos dijo que podía asegurarnos siete votos y pedía un millón de dólares por cada voto”.
La justicia estadounidense, en el origen de esta ofensiva anticorrupción contra la FIFA, imputó la pasada semana a 14 personas entre directivos del fútbol y responsables de empresas de marketing deportivo, por presuntos casos de corrupción que ascendieron a 150 millones de dólares en las dos últimas dos décadas.
El escándalo se cobró una víctima de primera fila, el presidente Joseph Blatter, que el martes anunció su renuncia al cargo, apenas cuatro días después de haber sido reelegido para un quinto mandato.