El calendario está lleno de jornadas especiales en las que se conmemora algún acto (normalmente histórico), se le dedica a un personaje, lugar, objeto e incluso animal, encontrándonos que el 20 de agosto se celebra el ‘Día Mundial del Mosquito’.
Y no, no es que haya algún interés particular en preservar a estos molestos (y en numerosos casos mortíferos) insectos dípteros, sino que esta fecha es la elegida para conmemorar la efeméride de un gran descubrimiento científico que fue fundamental para la humanidad: el día en el que el célebre investigador británico Ronald Ross descubrió la relación entre la picadura de una mosquito hembra y la transmisión de la enfermedad de la malaria.
Ocurrió el 20 de agosto de 1897. Esa fecha fue en la que escribió las primeras anotaciones de la investigación que estaba realizando y en las que confirmó la presencia del parásito de la malaria en el interior del intestino del mosquito que acababa de diseccionar. Evidentemente, su estudio e investigación se alargó durante unos cuantos días más (las conclusiones se publicaron una semana después en la revista especializada ‘Indian Medical Gazette’).
Como conmemoración a aquel descubrimiento (gracias al cual fue el primer paso para conocer qué era lo que provocaba la transmisión de la malaria) se escogió el 20 de agosto para celebrar el ‘Día Mundial del Mosquito’.