Samuel, el primer bebé nacido en Río Grande con la cobertura integral de una Fertilización In Vitro

Cinco años de tratamientos y quirófanos tuvieron un final feliz. Samuel es el primer bebé nacido en la ciudad a través de un tratamiento de fertilidad médicamente asistida, que tuvo cobertura integral. Hoy, ya tiene una semana de vida.

RÍO GRANDE.- Aunque para muchos ya es una final feliz, la historia de Samuel Di Marco Cancino, empezó hace apenas una semana. Sus padres, Walter y Karen, tuvieron que pasar cinco años de trámites, tratamientos y quirófanos para tenerlo hoy en casa. Samuel nació el miércoles 17 de agosto, a las 10:03, después de 38 semanas de gestación en la Clínica de Especialidades Médicas Privada (CEMeP) de Río Grande. Con nueve días de vida, Samuel es el primer bebé nacido de una Fertilización In Vitro (FIV), con cobertura integral tal y como indica la Ley Nacional 26.862 de Fertilización Asistida.

Las técnicas de fertilidad médicamente asistida son variadas; en cada caso, el equipo médico y la familia determinan cuál es la más apropiada. Pero un diagnóstico definitivo puede llevar años, por lo que se recomienda consultar con diferentes especialistas, antes de decidir.

En términos generales, en una FIV se estimula hormonalmente la formación de óvulos en la mujer, y luego de aproximadamente 15 días se realiza una punción ovárica para extraerlos. Recién entonces, se unen a los espermatozoides en una caja de petris. Cuando la unión no se produce naturalmente, se utiliza una técnica llamada ICSI (Inyección Intra Citoplasmática de espermatozoide), que consiste en inyectar uno por uno los espermatozoides en cada óvulo.

Este fue el caso de Karen y Walter: “Nosotros tuvimos que hacerlo mediante ICSI, de hecho, él es el resultado de mi séptimo quirófano; me hice tres cirugías y tres tratamientos In Vitro con ICSI”, explica la mujer.

En el segundo tratamiento, Karen logró quedar embarazada, pero hubo complicaciones: el embrión implantado se alojó en una de las Trompas de Falopio. Esto hace que el embarazo no pueda continuar, y además pone en riesgo la posibilidad de futuros intentos. Luego de tratar ese embarazo ectópico, la mujer debió someterse a otras dos cirugías, previas al inicio del tercer tratamiento.

“Yo estaba a 3500 km de mi marido, porque él tenía que volver a trabajar. Fue una situación traumática, estar viviendo todo eso sola”, asegura Karen.

A todo esto, se sumó el aspecto económico. La Ley Nacional de Fertilidad, estaba en vigencia desde 2013, y la situación médica del matrimonio era conocida por la prepaga, pero al presentar el pedido para una FIV, les negaron la cobertura integral: “La medicación, que son recetas que no bajan de 20 mil pesos, me cubrían sólo el 40% -explica Karen- El primer y segundo tratamiento yo los hice pagando mis pasajes, mi estadía, estudios que le mandaban a hacer a mi marido… Fue costosísimo estar allá pagando un departamento y no saber cuánto tiempo vas a estar, porque algunas personas a los diez días generan los óvulos necesarios, pero a veces se tarda. Son muchos pasos, y normalmente, el proceso para saber el resultado, si quedaste o no embarazada dura un mes, pero en mi caso en el segundo tratamiento, yo estuve cuatro meses”.

Fue allí que la familia consultó en la Superintendencia de los Servicios de Salud, para saber si la prepaga estaba cumpliendo con lo que debía.

“Cuando llego a Superintendencia, me encuentro con que me dicen ‘No, si vos vivís en Tierra del Fuego y ellos allá no tienen ni los equipos ni la clínica, ellos te tienen que pagar el lugar, los pasajes, la estadía, los estudios que te pida tu médico. Eso es lo que la ley te dice que ellos tienen que hacer, y otra cosa es lo que ellos interpretan o hacen”, recuerda Karen.

Luego de una intimación a través de la entidad, llegó el reintegro del 60% de la medicación que el matrimonio había pagado en los dos primeros tratamientos. Además, la empresa de medicina prepaga les informaba en la misma carta documento que en cuanto el médico derivase a la familia para un tercer intento, la cobertura sería total, aún para traslados y estadía en Buenos Aires.

“Samuel es el primer bebé nacido en Río Grande con cobertura integral de un tratamiento de fertilidad médicamente asistida”, aclara la mamá. Y agrega: “Seguramente hay muchos bebés nacidos con tratamientos in vitro u otros; lo que diferencia la cobertura integral, es que yo no tuve que abonar un peso”.

Luego de los estudios previos, la pareja acudió al Instituto Valenciano de Infertilidad. El doctor Fernando Neuspiller se hizo cargo del caso de los Di Marco, y luego de corregir algunos aspectos del diagnóstico, decidieron intentar una FIV por tercera vez, agregando una técnica llamada ‘Columnas de Anexina’ para la selección de los espermatozoides.

Logrado el embarazo, Karen y Walter debieron afrontar nuevos desafíos: “Cuando una pasa por un tratamiento in vitro y se queda embarazada, tiene más miedo que cualquier mamá primeriza. Entonces empezó la búsqueda del obstetra acá, en Tierra del Fuego. Ver con cuál persona yo me sentía segura, que supiera que este bebé es un bebé buscadísimo, y mi obstetra en el CEMeP fue el doctor Ruiz, a quien agradezco infinitamente, porque no lo tomó como un embarazo más, lo nombró un ‘golden baby’, y así nos trató” relata el matrimonio.

Hoy, el mensaje de esta madre es de esperanza y ánimo para todos los que padecen algún tipo de infertilidad y todavía están luchando por lograr un embarazo: “Les diría que perseveren, que insistan, que luchen, que no bajen los brazos. En estos cinco años yo me encontré con que se embarazaban todas, aún hasta la que no estaba buscando bebé. Para colmo, cuando a mí me explican que un embarazo ectópico, a través de una in vitro, sucede en el 1,8% de los casos, y me sucedió a mí; entonces, una piensa que es que definitivamente ya no puedo tener hijos, la vida me está diciendo que no lo puedo tener. Pero no hay que bajar los brazos. Porque por más que pases por situaciones híper dolorosas; realmente tener un hijo en brazos, te borra cualquier cosa, es más grande que todas las cosas, vale la pena absolutamente todo y me sometería a siete quirófanos más para poder tenerlo. Así que es esto, insistir, persistir, pero nunca desistir. Ese es mi mensaje. Que vale la pena luchar”.

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Samuel, listo para su primer control médico.
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Karen y Walter Di Marco, durante el embarazo.