San Marcos Sierras, un lugar increíble para recibir la Navidad

San Marcos Sierras es hoy la ciudad más hippie de la Argentina. Conocerla es viajar en el tiempo a aquellos famosos años ´60 y ´70 cuando el hipismo invadió el mundo con sus códigos, ropas y una filosofía de vida muy particular.

CORDOBA.- Desde Capilla del Monte hay dos opciones para llegar. Una es por un camino de tierra-ripio que bordea el dique El Cajón y luego comienza a serpentear, una por una, las distintas formaciones serranas que luego de una hora nos depositan en un poblado de película, de esos que parecen haber sido armados sin perder ningún detalle.

Pocos autos, mucha caminata y bicicleta, pocos teléfonos celulares y mucho mate con hierbas del lugar, San Marcos Sierras se puede disfrutar todo el año.

La otra forma de llegar, más rápida pero sin tanta aventura, es transitar la ruta principal que sale de Capilla del Monte camino a Cruz del Eje y que en cuestión de minutos nos acerca también a este singular lugar.

No importa cuál de los dos caminos se elija, el sitio al que se llega es el mismo. Y vale la pena conocerlo sin ningún apuro, perdiendo el tiempo en cuanto lugar nos dé la gana, tardando, volviendo una y otra vez si nos faltó algo, si nos faltó esperar que sucediera algo: de eso se trata San Marcos Sierras.

Una gran plaza es el escenario en el cual desfilan los tiempos y sonidos de este pequeño pero encantador paraje, que comenzó lentamente a albergar argentinos que estaban cansados de la rutina de las grandes ciudades y que querían un cambio de vida radical.

Así fue que San Marcos Sierras, bautizada “la capital de la miel”, un día se vio invadida por habitantes nuevos que lentamente le fueron imponiendo sus códigos, sus atuendos y su filosofía de vida.

En sus alrededores distintos arroyos y ríos la hacen ideal para visitarla en verano, cuando las sierras explotan de gente y cuando el pequeño pueblo se enciende con la llegada de la noche.

Hoy, San Marcos es lo que es gracias a sus nuevos pobladores: un lugar único donde se respiran sensaciones y sentimientos difíciles de encontrar en otras latitudes.

Sus calles de piedra y tierra invitan a caminar durante horas y a medida que comienza a bajar la luz y la temperatura, en cada una de las casas, así como también en los puestos de su famosa feria artesanal, comienzan a encenderse velas, bombitas y todo tipo de luminarias.

Alguna guitarra o armónica se deja escuchar mientras salen las estrellas y lentamente, casi sin darnos cuenta, los pobladores y los turistas ganan la calle y miles de personas pueblan los bares, cafés y restaurantes hasta la llegada de la madrugada.

Para disfrutar de San Marcos no es necesario llegar con valijas cargadas. A paso cansino, sus calles despojadas de cemento nos dan la paz que en la ciudad escasea.

De día, las actividades que posee San Marcos Sierras son variadas. Entre estas sobresalen las cabalgatas, el trekking, hay quienes se animan al parapente en los alrededores, la pesca de truchas en sus ríos y la excursión hacia ellos para bañarse o refrescarse.

Una de las actividades que realiza la mayoría es conocer el Museo Hippie, promocionado por sus dueños como “el primer museo hippie del mundo”, lo que atrae a más de uno para ver de qué se trata este lugar.

Pero las palmas se las llevan las artesanías que se fabrican en cualquier rincón de esta bella ciudad, a mano y con motivos realmente únicos.

Un pequeño arroyo oficia de límite natural de la ciudad, mientras que las sierras se encargan de dar la espalda y controlar los vientos que de tanto en tanto aparecen.

Ideal para descansar, todo visitante tratará de prolongar su estadía en este bello lugar. Seamos o no hippies, la armonía entre el lugar y su gente es algo evidente que vale la pena disfrutar. Fuente: Pablo Etchevers.

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