La vivienda centenaria ubicada en la Estancia La Pampa albergó a los sobrevivientes del genocidio selk´nam y con los años se convirtió en el domicilio legal de esa comunidad indígena. El incendio se habría iniciado en el entretecho.
TOLHUIN.- La vivienda principal de la Estancia La Pampa, una de las construcciones más antiguas de la zona, se incendió completamente el domingo último, situación que provocó el duelo de la comunidad selk´nam Rafaela Ishton ya que el lugar era su domicilio legal desde su fundación en 1924.
Según trascendió el fuego se habría originado en el entretecho de la vivienda mientras Jorge Saravia, hijo de la diputada (MC) Amalia Gudiño, se encontraba dentro de la casa y a pesar de los intentos de detener el incendio, al arribar los bomberos a la zona rural, el daño era irreparable.
La Estancia La Pampa está ubicada sobre la ruta 23 y el acceso al territorio indígena y allí viven actualmente los descendientes de Rafaela Ishton, Carlos Arosteguichar y Amalia Gudiño con sus hijos y nietos.
Rubén Maldonado, quien junto a sus hermanos también se crió en La Pampa, lamentó la pérdida del inmueble por la historia que atesoraban sus paredes y dijo que están organizándose para intentar reconstruirla, tal como era. “Muchas personas se comprometieron a colaborar. Esperemos poder hacerlo”, expresó.
En tanto, la extitular de la desmantelada Secretaría de Pueblos Originarios de Tierra del Fuego, Vanina Ojeda, expresó la tristeza de su pueblo a través de las redes sociales.
“Ayer recibimos una noticia muy triste para el Pueblo Selk’nam, se quemaban más de 100 años de historia. Espacio de reencuentros, en donde muchas familias fueron siempre bien recibidas, con amor para mantenerse unidas y organizadas en tantas luchas, también se recibían autoridades nacionales, y equipos de televisión, para visibilizar a un pueblo vivo, la casa de Rafaela Ishton y Santiago Rupatini familia selk’nam”.
“En homenaje a ella, a su lucha, y a la transmisión de respeto a los hermanos del pueblo… nuestra comunidad lleva su nombre”.
Ojeda expresó que “lo tangible duele en los ojos, esas imágenes del incendio duelen, porque todo lo palpable que se va o se rompe o se quema, nos duele, como un dolor que agobia en el pecho. Pero también, más temprano que tarde, haremos el balance de lo intangible, lo que somos como pueblo, como historia. Esto nos hace mirar y soñar con un próximo tiempo promisorio, porque todos estamos juntos, legado y porvenir”.
“Lamentamos profundamente esta gran pérdida, 100 años de historia, que construyó Rupatini con tanto amor. Nos solidarizamos con la familia Gudiño, Saravia, quedando a disposición y pedimos pronta recuperación para Jorge Saravia que sufrió quemaduras en el incendio”, concluyó.