El arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, arremetió ayer a la tarde contra la dirigencia política al sostener que la Argentina chapotea en “barro de la corrupción” entre “descalificativos y odios”, durante la misa que encabezó por el 50º aniversario del asesinato del padre Carlos Mugica.
BUENOS AIRES (NA).- La homilía se celebró en el estadio Luna Park, de la ciudad de Buenos Aires, y fue el corolario del mes Mugica organizado por los curas y las comunidades de las villas y barrios populares de todo el país. En este contexto, García Cuerva desglosó “La meditación en la villa”, una oración del propio Mugica, a la que le agregó su propio sello.
“Cincuenta años después seguimos chapoteando entre descalificativos y odios; chapoteamos en el barro de la corrupción. Estamos acostumbrados a chapotear en el barro de los enfrentamientos constantes, mientras los más pobres siguen chapoteando en el barro de las calles de sus barrios sin asfalto y sin un plan de urbanización”, lanzó García Cuerva.
En esa línea, el primado de la Argentina, de estrecho vínculo con el papa Francisco, continuó: “(…) porque estamos asistiendo a la discontinuidad de políticas públicas de integración de barrios populares, que habían sido logradas con el consenso de gobiernos de distintos signos políticos y representantes legislativos”.
Para García Cuerva, pareciera que los están “acostumbrados” a que los “chicos y adolescentes mueran todos los días” por la droga” y el “maldito paco que los consume”.
“Avanza la pandemia silenciosa del narcotráfico, que utiliza a los pobres como material de descarte, que promueve el sicariato, que seduce con dinero manchado de sangre a miembros del ámbito político, de la justicia y del mundo empresarial”, agregó.
“En la Argentina de hoy siete de cada diez chicos son pobres; pibes con hambre revolviendo basura, chicos no escolarizados, o con una instrucción demasiado básica, no pudiendo leer de corrido o interpretar un texto”, reflexionó García Cuerva ante un Luna Park casi repleto y teñido por los colores de variopintas agrupaciones católicas.
A su vez, volvió sobre el desarrollo de políticas públicas y fustigó: “En muchos barrios se sigue viviendo entre las aguas servidas de no tener cloacas, con todos los riesgos que ello tiene en la salud y la calidad de vida de sus habitantes”.
“Pero también nos hemos acostumbrado desde hace años a soportar la podredumbre de la inflación que es el impuesto de los pobres; y aguantamos el tufillo de dirigentes rápidamente muy ricos y gente trabajadora siempre muy pobre; hace rato que algo huele mal en la Argentina. La corrupción, el individualismo, el sálvese quien pueda, apestan, y casi que nos acostumbramos a vivir con esos males”, arremetió García Cuerva.