Una de las ganadoras de Samsung Soluciones para el Futuro presenta el primer prototipo de un sensor que controla la temperatura de la insulina. El premio que ganó en 2016 la inspiró a comenzar sus estudios en Bioingeniería y avanzar en su proyecto científico.
BUENOS AIRES.- Según la Federación Internacional de Diabetes, 4 millones de argentinos sufren esta enfermedad, y, de ellos, 400 mil aproximadamente son insulinodependientes. La insulina es un elemento sobre el que debe prestarse especial atención dado que debe conservarse entre los 4° y 8°C cuando está cerrada y hasta los 30° una vez abierta, es decir, durante el uso del paciente. Actualmente, no existe ningún instrumento que pueda controlar la cadena de frío de este medicamento una vez que está en uso. Por eso, Valentina, en ese entonces con 17 años, se animó a pensar una solución ante este problema y, gracias al impulso de Samsung Soluciones para el Futuro, hoy presenta el primer prototipo de un sensor termocrómico (que cambia de color con el aumento de la temperatura) que identificaría en qué momento se pierde el frío y la insulina se vuelve inocua.
Sin dudas, se trata de un proyecto científico que creció mucho en los últimos años, desde 2016 cuando lo presentó en Samsung Soluciones para el Futuro, el programa de Samsung que potencia el compromiso de los jóvenes a encontrar soluciones científicas a problemas cotidianos. Ser la ganadora la llenó de esperanza y cambió su perspectiva para los años que seguían: tomó la determinación y la fuerza para convertirse en una científica y terminar de desarrollar esta idea.
“Desde el año pasado estoy investigando en el laboratorio de la facultad y, mientras, continúo con mi carrera de Bioingeniería en la Universidad Nacional de Entre Ríos, ya que estoy segura de que es la que me va a dar todas las herramientas para crecer como científica”, cuenta la joven.
Valentina trabaja en el laboratorio que le presta la Universidad cerca de siete horas semanales, antes o después de sus clases en la facultad. “Allí cuento con todos los equipos y materiales que necesito para hacer experimentos, desde impresoras 3D hasta micropipetas. Y lo que no se tiene, siempre se improvisa. Las habilidades creativas nunca pueden faltar dentro de un laboratorio” asegura Valentina.
Si bien hoy en día ya desarrolló el primer prototipo de sensor, explica que todavía debe continuar probándolo para garantizar que funcione en situaciones de la vida cotidiana. “El prototipo actual comencé a trabajarlo más o menos en julio del 2019 (antes, estaba con otro con un enfoque distinto que tuve que descartar porque tenía fallas y complicaciones). Los primeros resultados exitosos los tuve al poco tiempo, lo que me da mucha esperanza de que funcionará, pero quiero seguir investigando para comprobar que así será.”
Este prototipo es un paso más en el camino para ayudar a las personas insulinodependientes. Y nada detiene a Valentina, que, con 21 años, tiene una convicción fuerte y decidida. Al igual que ella, miles de jóvenes científicos argentinos hoy son la esperanza del país. Por eso, Samsung espera poder continuar potenciando sus habilidades y ganas de resolver problemas simples, equipando a las generaciones futuras con las herramientas, el conocimiento, la creatividad y la empatía necesarios para prosperar en un futuro impulsado por la tecnología.