Soy mujer, mamá, profesional, servidora pública, apasionada, esa es una síntesis de los aspectos que me caracterizan.
¿Cómo fue que decidiste venir a Tierra del Fuego?
Nací en Córdoba en el 68, con una mamá docente que no ejercía y que estaba al cuidado de nosotros. Un papá que peleaba el día a día -era taxista- y que trabajaba en la temporada de verano haciendo refrigeración en las sierras. Cuando tenía 4 años, mi padre buscando un horizonte, se enteró que en el sur se trabajaba bien en el petróleo y nos fuimos a vivir a Caleta Olivia. Allí viví hasta mis 12 años donde fui muy feliz y luego trasladaron a mi padre a Tierra del Fuego adonde nos vinimos a vivir, y hoy es mi lugar en el mundo.
Me egresé de la escuela técnica, luego estudié una tecnicatura superior en administración de escuela, luego la formación docente de profesionales, después seguí con especialidades como la diplomatura en gestión de las escuelas, otra en producción y selección de material didáctico.
Gané un concurso nacional entre docentes donde eligieron a 14 y me fui becada a Francia a hacer una especialidad en investigación educativa. Luego he ido a España a cursos de capacitación, a Estados Unidos en una empresa ambiental a trabajar en tecnologías en recuperación del ambiente.
Todo esto fue parte de las pasiones como profe y de lo que uno hace apasionadamente por dar lo mejor estés donde estés. Para mí el aprendizaje es la vida misma, y se da todo el tiempo. Hoy también sigo haciendo y aprendiendo, capitalizando los momentos humanos, los simples y más valiosos de la vida de trabajar con y para otros.
¿Cómo está conformada tu familia?
Tengo tres hijos que viven en Córdoba, Uriel que tiene su empresa de técnica para eventos y espectáculos, Joel que estudia psicología y trabaja con su hermano mellizo y Azariel que es el más chico y que estudia Ciencias de la Educación, coincidiendo en mis pasos del amor por la educación.
En la provincia me acompaña mi mamá Bety que es jubilada y vive en Río Grande. Una familia pequeña que llena mi corazón.
¿Cómo fueron tus primeros pasos en la política?
La política siempre estuvo en mi vida, porque la política es servicio y arranqué en eso a los 19 años.
Si hablamos de los cargos como funcionaria empecé en el Municipio de Río Grande como secretaria de Asuntos Sociales, luego Gustavo Melella me ofreció el cargo de secretaria de Obras Públicas, en el momento en que Jorgito Coldorf había enfermado, primero sumándome a ese equipo, y tiempo después al que falleció ocupé la Secretaría.
Luego y una vez que Gustavo ganó la gobernación me ofreció el puesto que actualmente desempeño, a cargo del Ministerio de Obras y Servicios Públicos.
¿Qué análisis hacés de todo lo que viviste en la política?
Hoy tengo la oportunidad de ser servidora pública con la impronta que me dieron mis padres, y que es la de trabajar todos los días para sembrar una vida distinta.
Ser servidor público para mí es hacer lo que se necesite, no importa qué, pero hacer con compromiso social y dejándolo todo. Que más se puede ser habiendo tenido una mamá docente y un papá primero gremialista y después funcionario público en el Ministerio de Trabajo?
¿Cómo te vinculás con el área a cargo?
Eso creo que hay que preguntárselo a Gustavo Melella y a los vecinos de mi provincia, si los resultados están a la vista en el rol que desempeño como ministra de Obras y Servicios Públicos. La verdad que trabajo con un equipo de compañeros y compañeras donde diariamente aprendemos unos de otros.
En los recorridos de obras llevo un casco rosa como elemento de protección, pero que además viene a decir que las mujeres no siempre somos princesas, porque algunas vestimos borceguíes y cascos, entendiendo que no hay un lugar para hombres y un lugar para mujeres. Sino que hay un lugar que se construye y que tiene que ver con la profesión con la pasión, con el compromiso, con la formación.
¿Cómo conjugás la vida de servidora pública con los quehaceres diarios?
Soy una mujer que se ocupa también de su vida diaria, limpio mi casa, voy al súper, riego el jardín, cocino rico. Hago desde mi mermelada para el desayuno o las conservas para el invierno hasta mi cena variada y nutritiva y hasta la vianda para traer a la oficina. Recibo amigos en casa y me gusta atenderlos, cocinarles es mi forma de mimarlos.
Vivo con Maica y Copito, mi perra y mi gato, quienes se mudaron conmigo a Ushuaia. Siempre en los desafíos tratando de estar presente en lo que necesite mamá y en la vida de los pollitos que volaron y son plenamente felices, lo cual a cualquier madre hace feliz.