A principios de febrero integró una comitiva de empresas proveedoras, para la instalación de un nuevo generador Caterpillar. Estuvo cuatro días y tres noches. El tiempo lo aprovechó para poder hacer un relevamiento del equipamiento que existe en la Base Marambio. Pero más allá de lo laboral, se quedó con el enorme orgullo de haber pisado ese extremo sur de nuestro país.
RIO GRANDE.- “Se me cumplió un sueño que teñía desde hace muchos años”. Así lo expresó Sergio Arredondo, un joven que se desempeña en la firma “Finning Cat” y que junto a su compañero, Federico Herlein; viajaron hasta la Base Marambio para instalar un nuevo equipo generador de energía y hacer un relevamiento del estado de los equipos que fueron colocados hace treinta años.
El viaje se pudo concretar recién a inicio de este mes, cuando las condiciones de transporte estuvieron aseguradas. “Estuve esperando durante cuatro meses para viajar, incluso tenía el deseo de pasar las fiestas de Navidad y Año Nuevo, pero no se pudo dar”.
El Hércules los trasladó desde Río Gallegos hasta el sector Antártico, donde permanecieron durante tres noches y cuatro días. “El viaje de regreso se debió suspender y nos permitió estar más días junto a la gente de la Base Marambio, tiempo que aprovechamos para hacer un relevamiento de toda la maquinaria Caterpillar que tienen”.
Arredondo compartió el viaje con otros civiles, que es personal que desarrolla tareas científicas en la Antártida, como así también funcionarios de la Provincia y de la Armada. Entre una de las personas que compartió la experiencia estuvo el doctor Alberto Cormillot, quien lo hizo interesado en conocer esta parte del país y, además, brindar una charla sobre la dieta que consume la dotación de Marambio, mientras cumple con la “Campaña Anártica”.
Nuevo equipo
Sobre la tarea específica que hizo Sergio en la Antártida, dijo que “fuimos para hacer la instalación de un generador nuevo y aprovechamos todos los días que estuvimos para hacer un mantenimiento de los que están desde hace treinta años, con un relevamiento de lo que se necesita para que sigan funcionando”.
Cabe señalar que en dos días se completó la instalación del nuevo generador y hubo que esperar un par de días más para que el Hércules los trajera de regreso al Continente.
Para aprovechar las jornadas extras, se hizo un relevamiento de las maquinarias Caterpillar que se usan en el mantenimiento de la pista aérea que tiene la base, lo cual “es vital que estén en condiciones de funcionar porque sino no puede aterrizar ni un avión y quedaría la gente totalmente desabastecida”.
Además de la empresa proveedora del generador, en el viaje que se realizó en febrero, hubo representantes de otras firmas, como Telefónica que anunció la posibilidad de instalar internet en las Bases Argentinas, y también una persona que analizó la posibilidad de instalar biodigestores, para el tratamiento de líquidos cloacales y morigerar así el impacto ambiental.
Una sentida despedida
“Los días que estuvimos eran de verano, así que no sufrimos las inclemencias que viven las dotaciones en invierno; de todas maneras hubo días de mucho viento que me hicieron acordar el Río Grande de antes, cuando con mis hermanos ibamos a la Escuela 7, caminando y nos agarrábamos todos de la mano para no caernos”, dijo Sergio.
Otra anécdota que le queda de su estadía en la base antártica, es haber estado contemplando una noche: “A eso de las once de la noche salí un rato a fumar y pude ver el cielo gris, todavía había claridad, tal como nos sucede acá”.
Cuando llegó el día de dejar la Base Marambio, Sergio cumplió otros de sus sueños que lo emocionaron hasta las lágrimas: Haber podido izar el Pabellón Nacional, entonando la canción Aurora.
“Recuerdo que eran las diez de la mañana, cuando estaban por izar la Bandera, entonces le pedí a la gente de la Base sí yo lo podía hacer. Eso era algo que nunca había podido hacer cuando iba a la escuela porque nos exigían tener buenas notas y haberlo hecho en la Antártida es algo que siempre me va a llenar de orgullo”, dijo Sergio.