Freak Spirit es la primera empresa fueguina dedicada a la fabricación integral de tablas de snowboard, que además se diferencia por ser la única en el mundo que utiliza madera de lenga, una de las más características de Tierra del Fuego.
RIO GRANDE.- Cristian Zamora (Licenciado en Comercio Exterior), Julián Chedrese (Estudiante de Contaduría Pública) y Matías Vilchez (Diseñador Gráfico) son los jóvenes responsables de Freak Spirit, la primera empresa fueguina que fabrica tablas de snowboard en Tierra del Fuego, siendo además la única en el mundo que utiliza madera de lenga, una de las más características de nuestra Provincia.
Este emprendimiento comenzó a gestarse en 2012, a partir del gusto compartido entre sus integrantes por la práctica de deportes invernales.
En diálogo con El Sureño, Julián Chedrese recordó que fue Cristian Zamora “quien tuvo la idea que nació de preguntarse qué tan difícil sería construir una tabla de snowboard”, señalando que tras esta inquietud “pensamos que era muy bueno poder hacer las tablas nosotros mismos”.
“Nos interesó y vimos que era un reto, pero nos animamos y decidimos avanzar”, cuenta Chedrese, por lo que con esa premisa iniciaron un largo proceso de investigación para conocer las técnicas de construcción de tablas, incluyendo además un estudio de datos relacionados al mercado de importación y exportación de esos productos en el país.
“Después de un año de investigar nos interesamos definitivamente por el proyecto y encaramos un trabajo de ingeniería inversa; es decir, analizamos fotos, videos y conseguimos una tabla de un Rental (local de alquiler de tablas) que se había roto y nos la dieron, entonces pudimos partirla a la mitad y recopilar más información para nuestra proyecto”, explicó Chedrese.
Con toda la información obtenida, se embarcaron en la elaboración del proceso productivo para la fabricación de las tablas, incluyendo la determinación del tipo de maquinarias que necesitarían para comenzar a desarrollar el primer prototipo.
De hecho, numerosas máquinas que utilizan actualmente fueron fabricadas por ellos mismos, de acuerdo a sus necesidades de producción.
“En este punto de nuestro trabajo comprendimos que necesitábamos ocuparnos además de uno de los factores más importantes en las ventas, y que tiene que ver con la estética y la gráfica, porque la mayoría de quienes compran una tabla de snowboard lo hacen sólo una vez, y la elección suele definirse por su gráfica”, repasa.
Así fue como se incorporó el tercer integrante de este equipo, Matías Vilchez, que en ese momento estaba terminando su tesis para recibirse de Diseñador Gráfico.
“Siempre contamos que fue muy gracioso cómo se incorpora al proyecto, porque estábamos un día en el Cerro (Castor) y ya llevábamos unos seis meses trabajando en nuestra idea, y charlando con él en una aerosilla nos comentó que estaba terminando su Tesis, sin comentarle nada nosotros de nuestro proyecto, y justamente estaba trabajando con diseño de gráficas para tablas de snowboard”, recordó Chedrese, tras lo cual mantuvieron un nuevo contacto “y en él encontramos la pata que nos estaba faltando, que es muy importante y que tiene que ver con la gráfica”.
Avances
En marzo de 2013 accedieron a un galpón para encarar el proyecto y en diciembre de ese mismo año ya contaban con el primer prototipo de tabla. Y a continuación comenzaron a fabricar la maquinaria que necesitarían para encarar la fabricación de las tablas. “Desde que arrancamos el proceso lo fuimos perfeccionando, fuimos viendo que algunas maquinarias no las necesitábamos y las podíamos hacer de otra forma, y en el camino también fuimos conociendo a gente que nos brindaba servicios y que nos permitieron evitar tener que invertir en algunas máquinas, por ejemplo para los trabajos de carpintería, siendo que en la ciudad existen carpinterías con maquinaria específica y que podían hacernos el trabajo”, destacó.
“Entre que nos conocimos, realizamos el estudio de mercado, diseñamos el proceso productivo estuvimos un año”, cuenta Chedrese, lapso en el que “tuvimos muchas negativas por parte de diferentes personas; la mayoría de ellas porque no entendía que quisiéramos dedicar a esto”.
“Pero trabajamos todo el año en nuestro tiempo libre, porque los tres tenemos nuestros trabajos, y cuando tuvimos la primera tabla nos demostramos que estábamos haciendo lo que queríamos hacer, y también a nuestros familiares, que cuando vieron lo que podíamos hacer nos tomaron en serio”, remarcó.
Marca
Para Chedrese y sus socios, con Freak Spirit “no buscamos solamente crear un producto sino una marca”, reconociendo que “si bien en un comienzo tuvimos dudas, porque durante más de un año y medio invertimos nuestros propios recursos, sin esperar ninguna ganancia, siempre tuvimos fe en lo que estábamos haciendo”.
La decisión de elegir madera de lenga para construir las tablas fue también el resultado del proceso de investigación, señalando que “puede competir con cualquier tipo de madera que se utiliza en el resto del mundo”. De ese modo, Freak Spirit genera valor agregado “y eso es parte de nuestro sello, porque no se usa en ningún otro lado y somos los primeros en utilizarla”.
En 2014 testearon más de siete prototipos de tablas, valiéndose de raiders (instructores de niveles 4 y 5, los más destacados en snowboard) quienes pusieron a prueba la calidad de los productos, brindando además valiosa información para continuar aplicando mejoras al producto. “Nos planteamos siempre apuntar a la calidad, y por eso testeamos cada tabla, para que funcionen con todas las características”, señala Chedrese.
Motivaciones
“Cada emprendedor tiene algo diferente que lo motiva, pero es elemental animarse, analizar la viabilidad y empezar aunque la idea no los convenza en un 100 por ciento, porque en el trayecto se van modificando cuestiones que uno no había contemplado al comienzo”, aconseja Chedrese a quienes dudan sobre poner en marcha un proyecto propio.
Finalmente, Chedrese valoró el acompañamiento de la Secretaría de Desarrollo Local y PyME, que depende del Ministerio de Industria provincial, destacando que “desde el primer momento que nos acercamos la aceptación del proyecto fue muy bueno”, señalando que actualmente tramitan la obtención de un crédito del Consejo Federal de Inversiones (CFI) para la adquisición de nueva maquinaria.
“Nos acercamos para saber qué nos podían ofrecer y por suerte encontramos en ellos mucho acompañamiento. Fueron muy útiles los contactos que nos facilitaron, lo que a su vez nos permitió relacionarnos con empresas de servicios de la ciudad”, finalizó.