Un trabajo que puede matar

Un estudio revela las condiciones laborales de la industria. Muere en promedio un trabajador al mes. Los números hablan de un trabajador muerto cada siete semanas. Esta infamia, se suma a los estragos que causa la cría intensiva de salmones en el ambiente.

RIO GRANDE.- contaminación de las aguas, hacinamiento de peces en jaulas con antibióticos, antiparasitarios y otros sustratos, escapes que han provocado la depredación de otras especies del mar, y hasta marea roja por acumulación de algas, son solo algunos de los efectos documentados de la cría intensiva de salmones.
Como si fuera poco, a estos estragos se suman los abusos a trabajadores y trabajadoras, posibles debido a desregulación de esta actividad. La información surge del país vecino de Chile, actualmente segundo productor mundial de salmón Atlántico.
A causa de la crisis sanitaria y ambiental del 2016, donde se escaparon más de 800.000 mil salmones en la región de Los Lagos, más de 10 mil trabajadores y trabajadoras del salmón fueron despedidos. A su vez, se redujeron en 12,7% los puestos de trabajo de la industria durante el período 2016-2018 “por necesidades de la empresa”. Murieron 42 trabajadores del sector salmonero entre el 2005 y el 2007, lo que significó en promedio la muerte de más de un trabajador por mes, especialmente buzos. Éstos, trabajan durante largas horas en profundidades que superan los 20 metros dentro de las balsas-jaulas, sin las prácticas de seguridad necesarias.
La misma fuente reveló que entre marzo del 2013 y abril del 2019 ya hay 36 trabajadores muertos. Y sólo entre el 2016 y 2019 las estadísticas hablan de un trabajador muerto cada 7 semanas.
Muchos de los que sobrevivieron sufrieron amputaciones, además de daños físicos y psicológicos irreparables. Las empresas salmoneras, a fin de evitar que las atenciones médicas sean catalogadas como un accidente de origen laboral, declaran a la mayoría como “enfermedades comunes”.

Accidentes acuáticos
Entre el 2013 y el 2017 se hundieron en las costas de Chiloé, Aysén y Magallanes, cuatro botes y la barcaza Valentina´. En este último fallecieron 5 trabajadores. En julio del 2018 en el área de Queilén, archipiélago de Chiloé, se hundió la barcaza ‘Art-Rigov´ y 2 de sus tripulantes resultaron muertos. El 7 de diciembre del 2018 naufragó la lanchaRotundo´ a 200 km de Punta Arenas, con 13 trabajadores subcontratados por la empresa Biomasa que operaba para la salmonera Australis Mar. Los tripulantes fueron rescatados por la Armada.
Recientemente el 23 de octubre, un trabajador de 19 años cayó al mar desde la nave `Cahuel´ de la compañía naviera Frasal S.A., en la zona del canal Moraleja, Región de Aysén. El mismo continúa desaparecido.
Según el diario La Opinión de Chiloé: “La embarcación fue denunciada por la Federación Marítima del Sur de Chile por las laxas fiscalizaciones por parte de las autoridades competentes para dar permiso de zarpe. Se le acusa de operar con el bote auxiliar sin capacidad para ser lanzado al mar ante emergencias, además de no contar con combustible para el motor fuera de borda de ese bote”.

Irregularidades Sanitarias y laborales
Hay evidencias de relación con el bloqueo realizado por Rusia a productores del salmón tras detectar irregularidades sanitarias. Según el portal de noticias Undercurrentnews, las plantas pertenecientes al Grupo Cermaq de Mitsubishi, Nova Austral y Productos del Mar Ventisqueros se colocaron en alerta roja en octubre, que bloquea el acceso al mercado ruso.
Ventisqueros habría sido bloqueado por supuestos rastros de cadmio encontrados en peces, Cermaq por oxitetraciclina y Nova Austral por violeta cristal, según indicó el Servicio Federal de Rusia para la Vigilancia Veterinaria y Fitosanitaria. Además, existen numerosas denuncias de irregularidades, sobre todo contra la empresa Nova Austral.
La industria chilena exportadora de salmón se ubica como el productor con los menores salarios, las jornadas más extensas, las mayores tasas de mortalidad y de accidentabilidad de la industria de cultivo de salmónidos a nivel mundial.
Dato que resulta por demás alarmante, ya que nada garantiza que las condiciones serán distintas, para los trabajadores argentinos.