Lo dijo el director de Bromatología del Municipio, Víctor Canalis, sobre la venta de alimentos a través de redes sociales. Opinó que si bien se trata de una modalidad propia de una crisis económica, actualmente la situación “se descontroló”. Y aseguró que “es grave por la falta de control bromatológico de esos productos”.
RIO GRANDE.- El director de Bromatología del Municipio, Víctor Canalis, aseguró que actualmente “se descontroló” la oferta de alimentos a través de las redes sociales, y remarcó que desde el área a su cargo “la única alternativa que tenemos hoy es llevar conciencia a la población”.
“Es un fenómeno típico de épocas difíciles donde esa opción aparece, ya sea como recurso para mejorar los ingresos o bien como opción de empleo, pero es grave no solo por la competencia desleal frente al comercio gastronómico, sino por la falta de control bromatológico de esos productos”, explicó en declaraciones al programa Tarde pero Seguro (FM del Pueblo).
Canalis sostuvo que “más allá de que se traten de actividades irregulares que no tributan, y ponen en situación de desventaja a los comercios habilitados, en el caso de los alimentos se agrava muchísimo más la situación, porque comienzan a entrar otros factores que tienen que ver con la inocuidad de los alimentos o la garantía de inocuidad que estos alimentos cuentan para ser distribuidos y vendidos de forma masiva”.
Mencionó que “atrás de esta irregularidad y de esta falta de garantías de inocuidad, todos los peligros que esto conlleva y que después pueden terminar potencialmente en enfermedades transmitidas por estos alimentos”, remarcando que “hay comercios que usan redes sociales como modo de divulgación y de propaganda, pero la gran mayoría son de lugares no habilitados”.
“Hablamos de elaboración de alimentos en lugares que no están habilitados, donde no se los puede auditar y fiscalizar, donde no están sujetos a ningún tipo de control y nadie puede tener la garantía del origen de la materia prima para hacer esos alimentos, de quienes son los manipuladores y qué estado sanitario tienen, de cómo es el nivel de manipulación, de en qué ambiente están hechos”, enfatizó.
Para el funcionario, el resultado de esta informalidad en el manejo de alimentos “puede ser absolutamente diverso”, ya que “puede ser que un alimento que ojalá esté en buenas condiciones y no lleve potencialmente ningún peligro para enfermar, pero también puede suceder lo otro, ante todo no lo sabemos y no tenemos capacidad o posibilidades de fiscalizar esto”.
“En el caso de que algo suceda no hay responsables, mientras que un comercio habilitado, más allá de que está sujeto a todos los controles desde la cuestión comercial e impositiva hasta la cuestión bromatológica, si algo sucediera hay un responsable visible ante la misma autoridad de aplicación y eventualmente ante la justicia”, agregó.
Limitaciones de control
Consultado sobre las posibilidades de ejercer un control efectivo sobre esta modalidad de venta de alimentos, Canalis sostuvo que “es un tema que permanentemente se toca puertas adentro de la Dirección de Bromatología y el área de Salud del Municipio, pero esta forma de comunicación ha superado a la normativa vigente y a las herramientas que tenemos para hacer fiscalización”.
“Hasta ahora, la única alternativa que tenemos es tratar desde todos los medios y con las herramientas que tenemos, llevar conciencia a la población”, dijo.
Y en ese sentido, el funcionario recomendó que “al momento de comprar alimentos lo haga en lugares habilitados, porque hay muchísimos riesgos implícitos de no hacerlo así”.
“Esto es lo que todo el mundo debería hacer, desde organismos de control de diferentes órbitas; los mismos medios de comunicación y las áreas de salud, para que todos los consumidores estemos absolutamente conscientes de que cuando se adquiere un alimento en un lugar que no está habilitado, y que no está sujeto a controles, no tenemos ningún tipo de garantías sobre la inocuidad de este alimento”, destacó.
El funcionario recordó que “en este tipo de ventas no tenemos ninguna garantía” sobre la inocuidad de los alimentos y “asumimos un riesgo tremendamente caro al llevar alimentos a nuestra casa”.
“La mejor herramienta que tenemos es la generación de conciencia, el saber que un producto en una condición de irregularidad no nos ofrece ningún tipo de garantía y puede desembocar en que alguien se enferme, versus lo otro, que son locales controlados y fiscalizados periódicamente, que pueden ocurrir inconvenientes, pero cuando eso suceda también hay mecanismos para mitigar eso y multar a los culpables”, afirmó.
Estadísticas desfavorables
Canalis señaló que, a nivel provincial, existen datos epidemiológicos sobre las enfermedades transmitidas “y son preocupantes porque muchos de ellos provienen de esta venta informal”.
“Periódicamente las autoridades provinciales de salud tienen incrementos en las estadísticas de enfermedades e identificación de bacterias que tienen que ver con la mala manipulación de alimentos, que suceden en lugares que no están habilitados para hacer esta manipulación. La cosa no es gratuita y tiene consecuencias para la salud todos los días en nuestra ciudad”, indicó.
Canalis señaló que estos datos “marcan que esta situación se va agravando” y que “hay cuadros diagnosticados en el Hospital de enfermedades transmitidas por alimentos que son preocupantes”, mencionando entre ellos los casos de diarrea, que “es lo menos que puede suceder”.
“Cuando uno adquiere un trastorno gastrointestinal o cuadros de diarrea y vómito, básicamente es porque ingerimos alimentos con una gran cantidad de bacterias patógenas”, señaló el funcionario.
Entre las bacterias más comunes, mencionó el grupo de las Escherichia Coli; Salmonella y Shigella “que son todas bacterias que forman parte de nuestro tracto digestivo, y ante una mala manipulación podemos transmitirla al alimento si no hay una buena higiene”.
Canalis indicó que existe un estudio preliminar, realizado a fines del año pasado, sobre carnes picadas en todos los establecimientos de nuestra ciudad para identificar la bacteria Escherichia Coli, patógenas responsables de generar Síndrome Urémico Hemolítico. “La gran sospechosa de esto siempre ha sido la carne picada o la carne fresca mal manipulada en faena, por eso el riesgo de la faena clandestina”, remarcó.
Y dijo que ese relevamiento determinó que “toda la carne picada relevada en las carnicerías de nuestra ciudad no se detectó la presencia de Escherichia Coli. Sin embargo, tenemos muchos casos de diarrea provocadas por Escherichia Coli.
“Esto sucede frecuentemente en lugares no controlados, con personas sin libreta sanitaria, en ambientes no controlados con procesos de higiene en la manipulación que no están controlados y desembocan en esa situación”, dijo.
La importancia de denunciar
Por último, Canalis aseguró que “mientras la denuncia se haga inmediatamente ante la situación detectada o una situación dudosa, es nuestro mejor aliado porque podemos acudir rápidamente y detectar esa anomalía y si es intencional inclusive, porque esto ha sucedido”.
“No estamos delegando ninguna obligación ni responsabilidad en el control de alimentos, pero pensar que inspectores bromatológicos vamos a estar todo el tiempo en todos los locales de la ciudad es una situación ideal pero imposible, con lo cual lo que pedimos es que todos como consumidores debemos ser los primeros fiscalizadores bromatológicos”, afirmó.
Finalmente, remarcó que más allá de la responsabilidad como controladores del estado de los alimentos “y teniendo en cuenta la realidad socio económica que estamos viviendo, ante todo tenemos que pensar una cosa: un alimento en mal estado enferma, nos puede enfermar a nosotros y a nuestra familia, y es un factor de riesgo”.