Venta de medicamentos cayó un 25%

Por la crisis, la gente restringió la compra de complejos vitamínicos y remedios para enfermedades estacionales. Quienes poseen largos tratamientos o medicación crónica, optan por los genéricos para abaratar costos. Una vez más, quienes peor la pasan son los jubilados, sobre todo aquellos con cobertura de PAMI.

Por la crisis, mucha gente se volcó a la compra de medicamentos genéricos, de menor costo, pero igual calidad.

RIO GRANDE.- Producto de la crisis que atraviesa la provincia, la venta de medicamentos no es ajena a la recesión que azota a los bolsillos de los fueguinos y de acuerdo a datos proporcionados por farmacéuticos de la ciudad, la caída de ventas ya se ubica en el orden del 20 al 25 por ciento.
A ello se le suma la merma en la venta de complejos vitamínicos y medicamentos propios de enfermedades estacionales. Sin embargo, lo más preocupante ocurre con los remedios recetados, donde la gente volvió a inclinarse hacia los genéricos para abaratar costos, sobre todo ante tratamientos crónicos de larga duración.
El farmacéutico Bruno Moreno, propietario de Farmacia Moreno, admitió que “hemos vuelto al sistema de genéricos, tal como ocurrió en 2001 o 2002, donde mucha gente por la crisis no podía acceder a los medicamentos que le recetaban sus médicos”.
“Independientemente de la marca que les recetan sus médicos, la gente nos pregunta por alternativas y afortunadamente hoy podemos ofrecerle a la gente medicamentos sin marca, pero que les garantiza continuar con sus tratamientos”, aseguró.
Sin embargo, aclaró que dichos remedios sin marca reconocida no son productos de menor calidad: “No son segundas marcas, todas tienen garantías que otorga la ANMAT. No se trata de productos de menor calidad, en el medicamento hay un estándar mínimo que deben cumplir todos los medicamentos”.
“Sí diría que los laboratorios que hicieron la investigación y desarrollo del medicamento, tienen un costo mayor porque lo que se está pagando es el desarrollo y la investigación que hizo ese laboratorio para llegar a ese medicamento”, explicó y develó: “Un medicamento tarda 10 años en liberarse al mercado. Entonces, aparecen laboratorios que pueden empezar a producir ese medicamento y, como todo, cuando se masifica la producción, el valor del medicamento se reduce considerablemente”.
Por otro lado, reconoció que por efecto de la crisis “en medicamentos las ventas cayeron fuerte. La gente ya no compra vitaminas, por ejemplo. Debemos estar en un 20 o un 25% de caída en las ventas de medicamentos”.

Jubilados en problemas
La crisis golpea fuerte a los bolsillos del asalariado y, peor aún, al del jubilado que muchas veces debe optar entre poner un plato de comida en la mesa o comprar los medicamentos que debe tomar por el resto de su vida.
“Está pasando desde fines del año pasado que mucha gente llega a la farmacia y nos dice que no puede costear su tratamiento. Nos pasa mucho con adultos mayores, que tienen tratamientos de por vida y que trabajan con PAMI”, confirmó y a su vez, reconoció que “PAMI es la más castigada, sin dudas, y me ha pasado mucho que la gente nos dice que hace dos o tres días no toma su medicamento porque estaban esperando cobrar su jubilación para volver a comprarlo”.
En ese sentido, manifestó que “hay que entender que cuando una persona deja de tomar su medicación recetada, peligra su calidad de vida. Esto ya lo vivimos, esto pasa cada vez que estamos en crisis y no es la primera vez que se produce”, al tiempo que dijo: “A pesar de los cambios, del paso del tiempo, siempre se reitera este desfasaje entre el salario del jubilado y el costo de los medicamentos que necesitan”.
“Hay medicamentos que aumentaron entre un 3 y un 5%”, admitió y prosiguió al manifestar que “hay laboratorios que aumentaron más, que llegaron al 10 por ciento, pero se debe a que los contenidos del medicamento son importados y su costo es mayor. Lo que sí es cierto es que cuando baja el dólar, no baja el medicamento”.

Con cuentagotas
Como si no fuera suficiente con los problemas que los jubilados experimentan por no poder llegar a fin de mes, las obras sociales aprovechan el estado de crisis para hacer de las suyas y, por ejemplo, restringir la autorización de las recetas.
“Hay obras sociales que están restringiendo las unidades de cobertura. Controlan, por ejemplo, que, si un afiliado debe consumir dos comprimidos por día de un medicamento específico, no compre con descuento más que esos dos comprimidos por día para 30 días”, remarcó.
Y explicó que “ahí surgen problemas, porque el adulto mayor a veces pierde el medicamento y la obra social no se lo quiere reconocer más allá de esa cuenta que ya hicieron para la cobertura de todo el mes”.
Para finalizar, Bruno Moreno consideró que “la gente invierte en su salud, pero hoy buscan marcas alternativas. Muchos les piden a sus médicos que no dirijan a sus pacientes hacia una marca en particular para que luego nosotros podamos ofrecerles todas las variantes de acuerdo a cuánto quieren gastar”.